martes, 23 de noviembre de 2010

Gracias

A veces me pongo a pensar en qué malagradecidos somos a veces todos con el mundo.
Así como le agradecemos a nuestros papás por darnos plata (o en caso que no ocurra, al terminar la comida), cosa que nos resulta un tanto natural, deberíamos hacerlo con la gente en la calle que nos ofrece servicios, o que nos hace favores, hasta quizás con más ganas, para que ésta persona sienta que está haciendo un bien y sepa que cuando se hacen las cosas bien, uno es respaldado por más de una persona.

Por ejemplo, imagínense la rutina de un chofer de combi (o cobrador), pero no se asusten, imagínense a uno que trabaje bien, sea honesto y aún no esté corrompido (¿?).

Se levanta en las mañanas, quizás mucho antes que muchos de nosotros.
No sé qué pensará en las mañanas, si "puta madre otra vez trabajar 18 horas seguidas" o "vamos a enseñarle a la gente que las cosas se pueden hacer", quisiera creer que el segundo, el punto es que es muy temprano y seguramente tiene sueño porque ayer chambeó hasta tarde, pero tiene una familia que mantener.
Luego empieza, quién sabe cuántas horas de trabajo ininterrumpidas se demore hasta la terminal, y siempre está la gente que le grita ya sea porque haya tráfico, o porque se demoró 1 minuto en el paradero, o porque esta tía se despertó con el pie izquierdo y se desahoga con el pobre chofer.

El chofer a estas alturas, lo más probable es que esté irritado, o 'simplemente' infeliz (quién sabe, derrepente no), pero nada de esto es su culpa, y seguramente algunos, los más débiles, no creen estar haciendo las cosas bien, entonces ahí es cuando se dejan corromper hasta querer volverse los famosos choferes de las combis asesinas, que seguramente ganan mejor que ellos, pero siempre está el factor riesgo y violencia de por medio.

El punto es que, lamentablemente, estamos en un país en el que el transporte público es tan malo que, si el chofer está manejando bien, hay que decirle que está manejando bien, al menos para que esté al tanto por si no lo está, y que esa fuerza que lo impulsa a manejar bien no desaparezca, y que no se deje llevar solo para ganar más plata (aumentando tanto la velocidad como la competitividad, gritos en la calle, agresión, etc)

También que hay tanta gente que los trata tan mal, que seguramente ya ni saben si manejan bien o no, porque pierden confianza en sí (hablo de los más débiles) y si les dices que lo están haciendo bien, se sienten bien y van a seguir este camino, pero HAY que decírselo.
Y no solo hablo de los choferes, cobradores o los que brindan cualquier servicio, sino que igualmente pasa con el resto del país, como no se sienten útiles porque no les agradecen (de alguna manera hay empieza a tratar bien a los empleados, ¿no?), empiezan a hacer lo que se les de la gana.

Así como nos encanta pelearnos con los cobradores y choferes (y todos en general) cuando son injustos,
¿por qué no nos encanta agradecerles cuando son justos?

1 comentario:

  1. basta con decir "gracias" cuando te bajas del micro. no hay mas vueltas que darle creo

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