lunes, 13 de abril de 2015

Crónicas de un viaje al Sur

Este viaje se inició de una manera muy mágica. Hice un círculo de sonidos en Lima y en la invitación de facebook alguien preguntó si esto iba a ser en Arequipa. Respondí que era en Lima, pero encantado de ir a tocar a Arequipa si me ayudaba a organizar un círculo de sonidos por allá. Esta chica, Katia, súper gentil, me confirmó 2 fechas en casa de un amigo suyo. Con esto ya estaba feliz de ir para allá, conocer y difundir lo que hago. Pero no tenía idea de cómo iba a ir ni todas las aventuras increíbles que viviría.

LIMA

Hacía un mes había estado en la construcción de un centro de meditación Vipassana en el que convivimos cerca de 35 personas en comunidad por 2 semanas (en realidad duró como 40 días pero yo estuve solo 2 semanas) construyendo, compartiendo, aprendiendo y meditando.
La gente con la que convivimos era de todas partes del mundo: Brasil, Colombia, Chile, México, Holanda, España, Francia, Estados Unidos, etc.
Se construyó un vínculo fuerte entre nosotros y cuando esta residencia terminó, nos quedamos con las ganas de viajar juntos, seguir compartiendo y haciendo música, artesanías y demás cosas que hacíamos o aprendimos a hacer. Los chicos habían planeado ir todos a Valparaíso, Chile, porque ahí uno de ellos tenía un hostal donde nos podía alojar y nos había invitado.
Así que, antes de salir para Arequipa pregunté a los chicos cuándo saldrían hacia el Sur, a ver si coincidíamos para ir juntos, idea que me entusiasmaba mucho.
De las 6 personas que se suponía que iban a ir, al final solo 2 estaban dispuestas y listas para salir rápido. Ellos eran Ivonne, una colombiana muy linda y su hijo de 11 años Juan Ángel.
Ivonne era viajera profesional. Había viajado tirando dedo desde los 17 y ahora tenía 36. Acababa de comprarse un ukelele a raíz de la convivencia con los chicos, había aprendido y le gustaba mucho. Entonces quedamos en viajar los 3, haciendo música en el camino, no tenían mucha plata y me propuso ir a dedo.
Yo nunca había hecho dedo pero la idea me entusiasmaba mucho. Nos encontramos unos días antes en el Parke Kennedy para conversar, planear y ensayar algunas canciones que nos servirían para recursearnos, tocando ella en ukelele y yo quena. Intercambiamos temas, le enseñé unas canciones y aprendí otras.
Antes de salir conversamos con los otros chicos y finalmente solo 2 chicos se animaron, pero nos dijeron que nos alcanzarían por allá. Así que alisté mi maleta y me fui a dormir feliz.

EN LA RUTA

La mañana siguiente nos encontramos en la Panamericana Sur, en el puente Benavides. Ivonne sugirió tomar un micro para salir un poco de Lima porque así sería más fácil conseguir el aventón. Así que fuimos hasta el peaje, como en el km 30 de la carretera. Llegamos como a las 11am. Estuvimos como una hora bajo un sol aplastante y un policía de Punta Hermosa (vestido de civil, y en un carro cualquiera) nos jaló a los 3 hasta allá, al km 50 aprox.
Ahí aprovechamos para comer unos panes con palta y seguimos. Nos recogió una camioneta y nos jaló hasta San Bartolo (como 10 km después) y de ahí otra camioneta nos jaló hasta Asia (km 100).
Para todo esto era viernes y yo tenía que tocar el domingo en Arequipa, así que no podíamos estar mucho tiempo sin movernos. Nos jaló un chico hasta Cerro Azul (km 131) y ya estaba oscureciendo. Regla numero uno, es peligroso tirar dedo de noche, así que no lo hicimos. Nos tocaba quedarnos ahí.
Preguntamos si se podía acampar ahí y nos dijeron que sí, normal, era tranquilo. Creímos que era buena idea...
Llegamos a la plaza y nos sentamos en una banca a descansar y ensayar un poco nuestro repertorio con el sombrero en el piso y las chocotejas que vendía Ivonne. Una señora que nos miraba sonriente desde la banca del frente se paró y nos dio 5 soles y dijo muy sonriente: "para su gaseosa" y se fue. Esto me dio mucha esperanza y me dieron ganas de pararme al centro de la plaza, donde había una pérgola, así que fuimos, me instalé con una tela con mis flautas y toqué unas canciones en quena y flautas nativas sobre unas pistas.
A la gente le gustó, unos señores me felicitaron y me compraron uno de mis discos. Luego Ivonne se puso su nariz roja de clown y de pronto empezaron a llegar muchos niños y empezaron a jugar con las flautas, con Ivonne, con Juan Ángel, y me pedían que les enseñe a tocarlas. Se armó un escenario lúdico bien bonito, estaban jugando corriendo saltando, muy alegres y sorprendidos de nosotros. Luego llegaban sus madres y cuando se los llevaban, muy agradecidas y sonrientes, nos dejaban más monedas.
Al cabo de un rato teníamos 40 soles en el sombrero, sin planearlo, así que nos fuimos a comer algo. Todo iba muy bien hasta ese momento. Fuimos a la playa y decidimos poner la carpa en medio de la arena. Ivonne me preguntó: "¿Acá no llueve?" y le respondí: "no, con las justas garúa, tranqui...".
Bueno, apenas nos instalamos empezaron a caer gotas, pero no eran como para alarmarse. Nos echamos a dormir y a eso de las 3 de la mañana Ivonne me despierta preocupada. Estaba lloviendo un montón y se estaba mojando la carpa, no tenía sobrecarpa. Se fue a buscar algo parecido a un techo y regresó diciéndome que había encontrado una sombra frente a los restaurantes playeros típicos en medio de la arena. Sacamos todas las mochilas de la carpa, las movimos al nuevo lugar, movimos la carpa y cuando ya estábamos otra vez instalados nos dimos cuenta que la lluvia igual caía, no eran techos para lluvia, sino para sol, obvio. Encontramos sombrillas así que pusimos 3 de tal forma que la carpa quedó cubierta.
La cueva en la que nos habíamos metido no tenía oxígeno, no respiraba, solo entraba aire por la puerta de la carpa que estaba abierta unos centímetros porque justo por ahí no estaba cubierta. Si no poníamos la cabeza apuntando hacia allá nos asfixiábamos. Además, estábamos metidos los 3 con todas nuestras maletas dentro en una carpa pequeñísima para 2 o 1 y medio.
Esa noche dormimos pésimo.

La mañana siguiente todo estaba mojado, evidentemente, pero era muy inusual. Dado que habíamos avanzado 130km en un día y considerando que nos faltaban más de 800km para llegar y teníamos poco tiempo, tomamos un colectivo a Cañete (km 150) y de ahí pagamos un bus a Ica (km 300). Nos tocó tomar un mototaxi que nos lleve a la panamericana, porque siempre es más fácil cuando estás mas lejos de las ciudades. Nos dejó en un grifo, seguimos con el dedo y nos recogieron unos señores de Cusco que se iban para allá y nos jalaron hasta Nasca (km 450). En el carro hemos dormido profundamente con la boca abierta seguramente roncando, ese panorama fue muy chistoso, estábamos muy cansados.

NASCA

Nos dejaron en un grifo frente a un mercado. Estuvimos esperando horas y nada, ya eran como las 4. Ivonne vio que había un camión que recién había llegado y se había estacionado cerca de nosotros. Me dijo: "Ruy, un chofer se ha bajado a comprar, por qué no hablas con él cuando regrese?" Al comienzo pensé que no, que no tenía experiencia y que lo hiciera ella, pero le dije OK. Entonces volvió el chofer y le dije:
- Hola, ¿vas para Arequipa?
- Sí - respondió
- Mira, estamos viajando con una amiga y queremos ir a Arequipa, nos puedes jalar?
Entonces miró hacia nuestras maletas y le pareció ver mucha gente.
- Son muchos... dijo
- No, somos una amiga colombiana, su hijo y yo, te vamos a alegrar el viaje, ya pues.
Lo pensó unos segundos y dijo: "ya pe, vamos"
Así que subimos las maletas y arrancamos. Era un camión enorme que llevaba como 8 carros y camionetas, y por dentro también era grande, tenía una cama cómoda y la cabina era amplia. El chofer era buenísima gente, no tenía el típico perfil de camionero que todos se imaginan, era más bien flaco, joven, alegre y era de la selva. Era un viaje largo, más de 400 km así que conversamos un largo rato, hicimos una parada para comprar aceitunas, fuimos testigos de cómo se rompió una botella de aceite de oliva y se derramaba en la mesa al frente nuestro, un poco inquietos, también paramos en un lugar que es una parada obligatoria para camioneros: las calaveritas, son 3 cráneos que encontraron una vez y se cree que son santos y protegen a los camioneros en la ruta. La casita que los contiene está repleta de velas, ofrendas, imágenes, hojas de coca, incluso vimos una botella de cerveza... En fin, muchos las adoran, les dejan algo y se van, nosotros solo las vimos y seguimos. El chofer también nos contaba sus anécdotas paranormales manejando, como encontrarse un fantasma en medio de la vía, que luego desapareció.
El viaje duraba como 12 horas y hacia la madrugada nos confesó que ese día había rezado mucho y pedido a Dios que le mandara a alguien para poder llegar a Arequipa a tiempo, el domingo temprano, pues tenía mucho sueño y no quería parar a dormir y retrasarse, y que había parado en ese mercado a comprar hoja de coca para la noche, ya resignado, y ahí fue donde justo aparecí a hablarle. Fue increíble. Descubrí que le gustaba la electrónica que a mi me gustaba de chico y que la tenía grabada en un USB. Mi trabajo era mantenerlo despierto, así que estuvimos toda la noche despiertos chacchando hoja de coca y escuchando electrónica a full volumen, fue increíble. A las 3am llegamos a 48, un lugar justo antes de Arequipa donde hacen control y donde tuvimos que parar a dormir, pues abren a las 6am y el camión no estaba autorizado a transitar después de las 6pm. Dormimos como 3 horas. Me tocó dormir en el descanso entre el asiento del chofer y del copiloto, con la palanca de cambios atravesada por mi espalda, otra noche pésima, pero muy divertida minutos atrás.
Salimos a las 6am y llegamos como una hora después, finalmente, a Arequipa.

AREQUIPA

Nos despedimos del chofer, nos dejó en la panamericana y estuvimos intentando el dedo, pero nos rendimos porque estábamos muy cansados, queríamos dormir, así que pagamos una combi al centro. Una amiga de nosotros, Yeny, a quien habíamos conocido en el campamento en Lima prometió hospedarnos, nos dijo que no nos preocupáramos y todo estaba arreglado. Ella no estaba por la mañana, pero nos había dado instrucciones de ir a encontrarnos con un amigo suyo a la plaza de Paucarpata. Nos costó llegar, tuvimos que caminar una cuesta. Alguien nos dijo "aquicito nomas a media cuadra" y fueron las 4 o 5 cuadras más largas de la vida, estábamos molidos y lo único que queríamos era dormir. Llegamos a la plaza y nos quedamos ahí un rato porque hasta ahí habían llegado las instrucciones y Yeny no contestaba su celular. Hasta que nos llamó una hora después y nos dijo que fuéramos al restaurante de la esquina y preguntáramos por la casa de XX, él ya sabía y nos estaba esperando. Fuimos y nos señalaron su casa, nos sentimos aliviados por un momento. Fuimos a la casa, tocamos y no estaba. Nos sentamos con las maletas frente a su casa hasta que llegó. Lo primero que nos dijo fue: "aaaah eran ustedes, hace un rato yo los vi caminando por ahí y no se me ocurrió que eran los amigos de yeny..." claro, como si llegaran muchísimos grupos de 2 adultos y 1 niño con mochilotas a ese pueblito.
La cosa es que nos hizo pasar, su madre nos miró mal, como de no ser bienvenidos, entramos a su cuarto y nos explicó que lamentablemente tenía problemas en la casa y que iba a hablar con otro amigo, que el sí hospedaba gente todo el rato y que seguramente se podría, pero que si no se podía, bueno normal durmiéramos ahí donde estábamos. No lo podíamos creer, yo ya me había imaginado echado en el suelo o en cualquier lugar en ese momento pero no, tuvimos que ir a donde el tal Pedro.

Ivonne, que tiene una intuición bien fuerte, empezó a sentirse mal en el micro hacia allá, como furiosa, irritable, sin saber por qué. Y es que el lugar al que nos llevó era literalmente un gallinero. Olía a caca por todos lados y había caca de gallina y gallinas por todos lados, mucha gente, gente con pinta de no ser muy sanos y efectivamente, no lo eran. Apenas llegamos fui al baño y no había puerta, había una cortina que ni siquiera cubría el hueco, tuve que cagar expuesto y ni siquiera pasaba el agua bien. Nos pidieron hierba, propusieron hacer San Pedro y querían saber si queríamos, obviamente no, lo iban a tomar ahí, qué asco. Nos empezó a decir que él recibía gente y no cobraba, porque hacía Couchsurfing... y cuando le dije que queríamos dormir me dijo: "ah si, tengo un cuarto abajo."
Estaba al lado del gallinero y era más bien un depósito de cosas viejas y en pésimo estado, y un colchón negro con mil millones de ácaros. Él en ningún momento se dio cuenta de lo que nos estaba ofreciendo y nosotros enseguida huimos.
Ivonne le dijo "no podemos estar acá, no en estas condiciones" y él apenado: "por qué chicos?? es muy lejos???" e Ivonne le respondió: "no, sino que tengo un hijo y no puedo..." Bueno, la cosa es que sonó bastante sutil, porque por dentro ella estaba a punto de explotar. Sinceramente yo hubiera podido dormir una siesta primero (no en ese colchón, sino en uno en la sala que sí era confiable) pero nos fuimos al toque al centro a buscar un hospedaje. Tomamos un micro al centro y encontramos uno bien bonito llamado Espinosa donde entrabamos los 3, era grande, cerca a la plaza y nos cobraban como 12 soles por persona por noche. Ese día queríamos matar a Yeny, pero primero dormimos una siesta. La mejor siesta del mundo.

Así que ya estábamos instalados, luego vino Yeny y nos pidió disculpas, estaba muy avergonzada, decía que se le había ido de las manos y que ella no conocía a este Pedro, etc etc. En fin, nos instalamos, eran como las 4 o 5, comimos algo rápido y fuimos a mi círculo de sonidos, salió muy bonito, pero se me caían los mocos mientras tocaba y no podía hacer nada, había salido medio resfriado de Lima y el viaje no me ayudó a curarme, para nada... aún con mocos y toses con eco interrumpiendo, salió lindo. Regresamos y dormimos muucho.
El día siguiente nos fuimos a tocar al mercado de San Camilo. Era muy grande, pero no tan barato. La fruta en realidad estaba cara. Tocamos, vendimos chocotejas y nos colaboraron bastante bien, una señora nos regaló 5 paltas maduras. 5 paltas... y otra nos regaló una más. Y nos regalaron plátanos, uvas, de todo. No podíamos creerlo, estábamos súper felices. Así que almorzamos un guacamole extraordinario, festejando finalmente la victoria! Yeny nos dio varias opciones de hospedaje de amigos suyos, pero no pudimos concretar ninguna por razones extrañas del universo. Lo que sí ocurrió que fue increíble fue que un amigo suyo de pronto le dijo que no podía hospedarnos pero que podía ayudarnos con 3 noches en nuestro hospedaje. Si. Nos encontramos con él una tarde, nos invitó una pizza (fue mi despedida del queso) lo conocimos, nos contó que pertenecía a un grupo de nudistas, que era activista, era muy buena gente, y bueno al despedirse nos dejó 100 soles. No podíamos creerlo, nos sirvió un montón, mientras Ivonne invertía para las chocotejas y encontrábamos estabilidad en Arequipa.

Habíamos estado comunicándonos con nuestros amigos Amaia y Thomas, que eran los que nos iban a dar el alcance en Arequipa. Y menos mal habíamos encontrado estabilidad y los recibimos en una bonita habitación (era la misma, negociamos precio por los 5, nos salía 10 soles por cabeza) y nos sentimos aliviados de que no pasaran las mismas desgracias que nosotros.
Pero ellos habían pasado otras desgracias, justo esos días fueron los días de lluvias fuertísimas que ocasionaron destrozos en todos lados, (desde Arequipa hasta el norte de Chile) ellos nos contaban que una noche acamparon cerca de Nasca, por una playa y que se habían instalado con la carpa en un lugar donde se suponía que era un rio, pero que no había agua pasando por ahí desde hacía más de 5 años. Nos dijeron que empezó a bajar el agua por esa quebrada y casi se lleva su carpa, estuvo a 5 segundos de llevársela, pero la salvaron. En fin, estábamos juntos y felices y ahora éramos 5.
Todos los días íbamos al mercado a tocar y conseguir monedas y fruta y a vender y hacer chocotejas, pero aún así estaba difícil llegar a la meta de 50 soles por día, aún no cogíamos el ritmo y nos quedaba muy justo. Un día fuimos a la plaza de armas y nos entrevistó un chico y una chica para la universidad. Empezaron a hablarnos de que tenían que hacer un proyecto de trabajo social en el que tenían que ayudar a alguien que necesitara ayuda y nos preguntaron que si conocíamos a alguien. Les hablé de nosotros, que teníamos la idea de que alguien nos hospedara pero al final nadie lo había hecho y estábamos pagando un hospedaje y que no nos alcanzaba, etc etc. De pronto nos dijo que él tenía un depa vacío y que si queríamos podíamos usarlo. Otra vez, no podía creerlo. No tenía problema con que fuéramos 5, pero eso sí, estaba vacío, no tenía ni camas ni colchones. Así que estuvimos en campaña de buscar colchones y frazadas y lo logramos, nos establecimos ahí. El vivía en Cerro Colorado,  a 30 minutos del centro y el colectivo nos dejaba en la puerta de su casa. Nos dio la llave, y no era importante cuántos días nos íbamos a quedar. Tenía una terraza con una vista increíble, tenías al Chachani de un lado, al Misti al frente y al Pichu Pichu al otro costado, 3 nevados hermosos.



Yo, aparte, tenía organizados estos círculos de sonido por los que fui y salieron bien, a raíz de eso unos psicólogos que asistieron me contrataron para tocar en su nido, vendí una flauta y varios CDs, me fue bien en Arequipa, la cosa se estabilizó bastante, la gente es muy linda, muy amable y solidaria. Realmente nos trataron muy bien.
Después de eso nos han pasado unas cosas increíbles.
Era jueves o viernes santo y nosotros volvíamos de la casa de Yeny de hacer chocotejas en la tarde/noche y pasamos por la plaza. Aparentemente estaban montando alrededor de la plaza unos escenarios relacionados al vía crucis, eran como 12 escenarios y habían muchos devotos, militares, sacerdotes, etc, siguiendo la secuencia. De pronto pasamos por un escenario y había un chico disfrazado de Jesús, pero no se parecía nada nada, me causó gracia y les pregunté: "Hola, ¿por casualidad no necesitan a un Jesús?" Se quedaron mudos mirándome y como no respondieron me volteé y me estaba yendo, hasta que me llamaron y me dijeron: "joven, ¿usted quiere hacer de Jesús?", se supone que lo había planteado como una broma, ya me acostumbré a que la gente me grite Jesús en las calles, así que era como un chiste interno, y me hice el que tenía cosas que hacer, pero finalmente me gustó la idea así que acepté. Me vistieron con un traje blanco con una tira roja y me dijeron que esta era la escena en la que Poncio Pilatos juzgó a Jesús, así que tenía que quedarme como una estatua con cara de estar "siendo juzgado".



 Era como una procesión, la gente se movía de escena en escena mientras una voz narraba esa parte de la Biblia. Antes de que me pusiera en el escenario la gente me estaba mirando mucho, y cuando volteaba a verlos, me pedían una foto, una foto con la hija, etc... Así que no repartí muchas miradas, pudo haber llegado a ser incómodo si tenía que tomarme 1000 fotos. En el momento de mi escena, me subí al escenario y muchísima gente vino.



 Yo me mantuve con una sonrisa, tranquilo, con los ojos cerrados, pensando "por dios... qué está pasando??" fue muy gracioso todo esto.



Luego me fui, me agradecieron mucho, hasta me dieron plata por ayudarlos y seguí vendiendo chocotejas con thomas, esta vez la gente ya sabía que eran las chocotejas de Jesús y venían con bendición incluida. Mientras vendíamos unos argentinos gritaron "Jesús!!! qué vendes?" y les vendimos una, era muy chistoso.



Al final de la noche una señora de pronto compró 5 chocotejas y luego 5 más y luego nos dijo: "chicos, necesito 25 huevos de pascua de chocolate para mis empleados, mi casera me ha fallado, ustedes hacen???"
Nos agarró en frío, pero me adelanté y muy optimista le dije que sí, claro, que lo haríamos por 3 soles cada uno. Así que el día siguiente nos fuimos al mercado a comprar los moldes de huevo y todos los insumos, e hicimos los huevos, pero luego cuando llamamos al número que nos dejó nos contestó su mamá, y nos pidió 100 chocotejas, todo esto aparte. Nos llovió trabajo, bueno a los chicos, yo estaba ocupado esos días tocando los círculos de sonido y comprando herramientas. Finalmente entregamos los huevos y chocotejas.



Todas estas señales y puertas que se abrieron me hicieron entender que el universo me (nos) estaba diciendo: "dale, viaja que tienes luz verde" así que decidí cancelar el compromiso que tenía en lima, se suponía que iba a hacer el retiro de meditación de 10 días después de Arequipa pero no lo hice porque todo era tan genial y especial que decidí acompañarlos a Chile.



Habíamos estado como 1 semana en Arequipa y queríamos seguir viajando, pero antes de eso queríamos un día tranquilo y de despedida de Arequipa, así que nos fuimos a Yura, un sitio tranquilo con una piscina natural de agua verde llena de azufre que parecía que era medicinal y la pasamos bien. En el bus de ida tocamos y fue bonito.




También hicimos un picnic delicioso.



Antes de salir me compré un bambú que corté en 14 pedazos para fabricar flautas en el camino, ya tenía todo lo necesario. Alistamos las maletas, nos despedimos de Alejandro, el chico que nos hospedó y devolvimos los colchones y frazadas que nos prestaron. Desayunamos como reyes donde unos franceses que tenían unos panes gigantes con chocolate, con manjar, y con mantequilla, y así nos despedimos de Arequipa.



Desayuno



Ivonne y Juan Ángel


Amaia y Thomas

Despidiéndonos de Alejandro (el que nos hospedó), Amaia, Thomas, yo, Ivonne.


EN LA RUTA (pt II)

Así que salimos a la carretera en un colectivo hasta llegar a la Variante Uchumayo, había un peaje y tiramos dedo. Paró un chico con su camioneta con sitio para 5, súper buena onda. Parece ser que hay una constante cuando tiras dedo. Todos (o casi todos) los que te jalan, saben lo que es porque lo han hecho cuando eran jóvenes y les recuerda sus épocas hippies o de viajeros. Este chico nos llevó hasta La Joya. Ahí estuvimos esperando un largo rato en unos restaurantes en la ruta donde los camioneros paran a almorzar, no fue fácil, el sol estaba muy fuerte, estuvimos un buen rato, hasta hicimos carteles que decían TACNA.


De pronto un camión se detuvo para almorzar. El nuevo plan era ir a hablarles directamente a todos los que pararan y Amaia fue y lo hizo. Estuvo negociando un buen rato con el señor y de vez en cuando venía a decirnos: "chicos, creo que sí, pero poco a poco, dice que somos muchos..."
Entonces cuando el señor terminó de almorzar y se estaba yendo dijo "OK, que vengan 3" entonces teníamos que separarnos, decidimos que irían Amaia, Thomas y Juan Ángel. Pero justo antes de irse, lograron convencerlo de que nos llevaran a todos y así fue. Entramos los 5, de nuevo!

Este camión era más grande que el del chico que nos llevó a Arequipa, y transportaba yogur Gloria a Tacna, el señor era muy amable y era norteño, de Chiclayo. Al comienzo yo me senté a conversar con él, pero llegó un tramo en la carretera en el que el señor empezó a ir a 15, 12km/h y era realmente tan aburrido e hipnotizante que me puse a cabecear y por algunos instantes me quedé dormido. Esta era la vista.


El señor también tenía sueño, parece que Amaia le había dicho que íbamos a ayudarle a mantenerlo despierto y yo me estaba durmiendo al lado de él. Gran ejemplo. Esta era la vista del interior del camión, una especie de cueva.


Así que le dije que si quería que paráramos en el siguiente pueblito para invitarle un cafecito, algo y dijo que sí. Paramos, se compró una gaseosa y le dije a Amaia que por favor me cambiara de sitio y dijo que claro. Me compré unos alfajores fatales que horas después descubriría que me descompusieron totalmente. En el camino aparecieron unas ovejas.


Aproveché para dormir un rato. Finalmente llegamos a Tacna.

TACNA

Le agradecimos infinitamente al señor Manuel, Amaia había tenido unas conversaciones muy profundas con él, muy bonitas, y nos dio penita despedirnos. Fuimos a la terminal que estaba cerca y cenamos donde una caserita que venía comida en la calle, conseguimos un hospedaje y dormimos. Esa noche dormí muy mal, estaba totalmente descompuesto y me retorcía de dolor de estómago. La mañana siguiente los chicos se dieron cuenta que no encontraban su cámara.
El plan inicial era ir temprano al mercado a tocar por desayuno y monedas pero estaba este impase. Amaia y Thomas se fueron a buscar al señor Manuel a la fábrica de leche Gloria porque creían que habían dejado la cámara en el camión, mientras Ivonne, el niño y yo fuimos a comprar a la zona franca unas sandalias y zapatillas. Aproveché para comprarme un jugo de noni para revivir, pues estaba muy mal y débil del dolor.
Al volver, los chicos se dieron cuenta que la cámara había estado todo el rato en el estuche del ukelele de Amaia... En fin, teníamos que seguir moviéndonos, alistamos las maletas y fuimos a la terminar de bus rumbo a Arica, había que cruzar la frontera de Perú con Chile. Cuando fuimos a pedir información del transporte, nos dijeron que a los colombianos no los llevaban porque demoraban mucho en sus papeles en la frontera, empezamos a sentir la discriminación... y además los buses no tenían maletera así que no podíamos ir cargados, era absurdo.
Tremendo equipo el que viajaba... un par de colombianos quienes no eran muy bienvenidos, un par de europeos (Amaia era de España y Thomas de Francia) con la visa vencida por 11 días y un peruano misio. En realidad todos estábamos bastante misios e íbamos en plan mochilero a conseguir dinero a chile, además vestíamos muy hippie.
Cuando nos dimos cuenta de todo eso nos preguntamos qué haríamos para 1, tomar el transporte y 2, para cruzar la frontera. Ivonne preguntó que qué pasaría si al decirles que íbamos a Valparaiso por unos meses nos preguntaran que con cuánta plata íbamos. Yo soy muy malo para mentir y procuré no hacerlo si me lo preguntaban, pues no creía que entrar a un país fuera difícil, en el pasado no había tenido ningún problema, así que diría la verdad.
Mientras esperábamos el bus, con esperanzas de que nos llevara, la gente nos advertía que no podíamos llevar ni fruta, semillas, nada orgánico prácticamente. Llegó el bus y el chofer al ver que los chicos llevaban la visa vencida dijo que no, no podía llevarnos. Solo había que hacer el pago de 1 dolar por día extra en la frontera y así se regularizaba, pero igual no quiso. Entonces vimos que habían unos taxis que llevaban pasajeros con maletas por 5 soles más. Los primeros 2, que eran chilenos, nos querían cobrar 10 soles más por las maletas, hasta que vino uno súper buena onda que nos rescató. Era peruano y estaba un poco harto que esos taxistas chilenos se quisieran aprovechar, nos ayudó con las maletas, con los trámites, muy amable y tampoco hubo problemas con los pasaportes europeos.

FRONTERA

Salimos de Perú y llegamos al control de Chile. Hicimos cola y esperamos, no sé por qué los chicos (Amaia) pensaron que sería mejor que yo fuera primero. Yo llevaba esos pedazos de bambú para fabricar flautas y algunas flautas ya hechas, envueltas en una tela. No sabía si se consideraba permitido o no. Thomás llevaba cacao y ambos declaramos lo que llevábamos.
Era mi turno, me tocó presentar documentación en ventanilla.
El señor, muy serio me preguntó:
- "¿A dónde va?"
- "A Valparaíso" contesté
- "¿Por cuánto tiempo?"
Empecé a dudar... volteé a mirar a los chicos y les pregunté: "¿cuánto tiempo nos vamos a quedar?" me miraron sorprendidos, y yo mismo respondí:
- "Un mes, un par de meses..."
- "¿A qué vienes?" preguntó
- "Ah, a visitar a un amigo en Valparaíso"
- "¿Cuánto dinero llevas?"
Cuánto dinero llevas... tenía como 70 soles, y la verdad es que me sorprendió mucho que preguntara eso, ahí empecé a inventar... y patinar...
- "Aahmmm...no sé, no la he contado"
- "Cómo, no sabes cuánto dinero llevas?" Mirándome fijamente, desafiante
- "Bueno, si la convierto en dólares... hmmmm.. acá como... 30 dólares"
- "¿¡30 dólares!?"
Los chicos empezaron a decirme: pero Ruy en tu cuenta, cuánto tienes en tu cuenta.
- "O sea tengo 30 dólares acá, pero en mi cuenta tengo un poco más"
- "¿Cuánto es un poco más?" siguió preguntándome
Yo no podía creer tremendo interrogatorio, traté de no ponerme nervioso, me mantuve tranquilo pero con una caradura increíble, cómo podía estar tan tranquilo dando esas respuestas seguro pensaba en señor.
- "Hmmm.. como 100 dólares"
- "¿¡130 dólares!? ¿O sea tienes 130 dólares y piensas quedarte 2 meses en Valparaíso?" me preguntó furibundo
- "Bueno, mis papás me dijeron que me pueden ayudar si necesito, igual nos va a hospedar mi amigo y no hay mucho gasto que hacer, lo básico..."
Se quedó mirándome un rato... vio mi Didgeridoo y preguntó:
- "¿Qué traes ahí?"
- "Un instrumento"
- "Ah, no me digas que eres uno de esos que toca en los restaurantes" me dijo, mirándome muy despectivamente.
- "No, yo toco en eventos"
- "Ah, o sea ¿has venido a trabajar acá?"
- "No, eso es lo que hago en Lima..."
El señor parecía en el límite de su ira y miró hacia abajo a ver el papel y dijo NO y yo le dije:
- "¿Pero señor, cuál es el problema?"
- "Cómo vas a quedarte tanto tiempo en Valparaíso con tan poco dinero?"
- "Bueno mis papás me van a ayudar, sino deme menos tiempo..."
Ahí creo que no me respondió más pero me selló y firmó la visa y me dijo algo como:
- "Tienes 30 días"
 Ufff... nunca había sentido tanta tensión y tanta discriminación, por un momento pensé que no pasaría. Es increíble cómo la gente puede poner tantas barreras entre un país y otro, como si realmente hubiera una diferencia. Bueno, me salvé con las justas y pasé, no sé por qué. A Ivonne le hicieron otro interrogatorio parecido, pero ella si mintió descaradamente y desafiante, creo que el señor se merecía que le hablaran claro y fuerte. Le preguntó si ese número del sello que decía 30 era el número de días que teníamos y el señor respondió muy serio: "ese es un número interno, a todos se les da el mismo tiempo"
Y claro, a los chicos al presentar los pasaportes europeos no les dijeron ni una palabra, el problema es con los latinos.
El mínimo tiempo era de 90 días, aún no sé si eso que me dijo ("tienes 30 días") era para intimidar y que saliera antes de los 30 días o si tiene algo de verdad. De todos modos estábamos tranquilos.
Ahora tocaba pasar las maletas con los palos de bambú. Cuando pasaron por la máquina me preguntaron: "¿qué tienes ahí?" y les dije: "ah, pedazos de bambú" y me dijeron que los mostrara, que eso no iba a poder pasar. Me preocupé mucho porque me iba a quedar sin poder hacer y vender flautas. Milagrosamente, cuando desenrollé la tela que los envolvía, lo primero que apareció y que mostré fue un par de flautas ya terminadas y me dijeron: "Ah, son instrumentos, que pasen". Ufff, no me los confiscaron.
Luego nos enteramos que ese número 30 que nos pusieron en el sello era el código de ese señor y que con ese número podíamos denunciarlo por discriminación. Tuvimos muchas ganas de hacerlo, pero una vez que pasamos nos relajamos y nos reímos de 30 y de mis respuestas...

CHILE

ARICA

Así que llegamos a Arica, cambiamos de moneda y nos dimos cuenta que los precios habían cambiado drásticamente. Eran entre el doble y el triple que en Perú y entramos un poco en angustia. Almorzamos y al pedirle información al señor del restaurante, éste nos respondía que era muy difícil que hiciéramos dedo en la parte norte de Chile, etc etc, hasta que nos dijo que justo él tenía una empresa de transportes, buses que iban a Iquique y nos que nos haría un precio especial. Obviamente lo único que quería era vendernos su pasaje y nosotros estábamos con las justas. Tomamos un micro a la panamericana y le pedimos permiso al conductor para tocar y aceptó muy amablemente. Tocamos y a la gente le gustó mucho, regresaron las esperanzas al ver que claro, también se ganaba más. En ese micro ganamos como 1800 pesos (como 9 soles) y tocamos menos de 5 minutos. Llegamos a la carretera y tiramos dedo una hora aproximadamente, ya estaba atardeciendo, y antes de parar, un señor nos jaló a un sitio en medio de la nada donde los camioneros paraban a almorzar, así que era perfecto. Nos subimos los 5 a su camioneta y llegamos rápido. Instalamos las 2 carpas que teníamos (yo dormía con Ivonne y Juan Ángel cuando acampábamos) y dormimos bajo una noche estrellada hermosísima.




A la mañana siguiente desayunamos y seguimos en la carretera tirando dedo.
Cada vez que podíamos nos poníamos a hacer artesanías, los chicos pulseritas con hilo encerado y yo flautas.






La ciudad más cercana era Iquique, así que esa era la meta. Paró una camioneta y nos llevó hasta Cuya, un control antidrogas donde todos los vehículos debían parar. Así que cuando llegamos fue fácil porque podíamos hablar directamente con los choferes. Vino Thomas con la noticia de que había encontrado un señor que podía llevar a 3 en su camión, el chofer mismo nos había visto y se había ofrecido. Así que nos separamos, nos encontraríamos en la plaza de Iquique. Fuimos Ivonne, el niño y yo. Era un camión que llevaba agua mineral y nos demoramos como 4 horas. El chofer, Daniel, nos contó que el sueldo mínimo en chile era 225 000 pesos y que él como camionero ganaba 1 millón. En soles sería... como 1200 soles el mínimo y 5000 soles lo que ganaba él. Le llegué a vender una flautita para su hijita, quedó muy feliz.



IQUIQUE

Cuando llegamos, los chicos ya estaban ahí, los había jalado un bus normal que llevaba pasajeros a Iquique. Buscamos un sitio para dormir y lo pagamos con nuestras reservas que se estaban agotando, este nos cobró 7500 por persona, era caro, pero al menos no le cobró al niño, entonces ahora solo quedaba trabajar. Aquella noche (era un viernes) fuimos a cenar a una juguería y unos señores que estaban tomando a nuestro costado se dieron cuenta de que traíamos instrumentos y enseguida nos pidieron música. Les tocamos 2 canciones y nos dieron como 4000 pesos, 20 soles.
Ya desde ese momento nos dimos cuenta que los chilenos, además de ser muy amables y serviciales, eran muy generosos y nos estaban dando una gran bienvenida.
El día siguiente salí a pasear por Iquique. Es una ciudad realmente hermosa, tranquila, sin mucha contaminación, ni visual, ni sonora, ni muchos edificios. Tiene una gran plaza, la plaza Pratt, que es muy bonita y la gente tranquilamente vende artesanías, toca música, etc, y a unas cuadras tienes el mar, el mar más verde y limpio que he visto.


Tiene muchas casas antiguas de madera muy bonitas que le dan un toque especial a la ciudad. Caminando por ahí encontré un mercado en la calle donde vendían de todo: frutas, verduras, ropa, herramientas de ferretería, cargadores, etc.
Así que cuando volví al hotel les dije a los chicos y fuimos ahí a tocar. Nos fue muy bien. De hecho, con 2 horas de trabajo nos alcanzaba para el hospedaje y comida de los 5 de todo el día.
Nos dijeron que esa se llamaba la Feria Itinerante, que estaba todos los días (excepto lunes) en un lugar diferente de la ciudad. Entonces tomamos nota de dónde estaría cada día y nos movimos junto con ella y tocábamos ahí todos los días.



Nosotros estábamos tratando de encontrar a alguien que nos hospedara gratis, hay una red de viajeros que se llama couchsurfing e Ivonne estuvo tratando de contactar gente en Iquique que nos hiciera el favor, dejando el número de Amaia, que ya se había comprado un chip chileno. El segundo día nos llamó un chico para decirnos que tenía un depa vacío en Iquique (él estaba en Santiago pasando la semana santa) y que podíamos ir ahí. Cuando nos llegó esa noticia no podíamos creerlo, así que nos salimos del hostal y cuando estábamos llegando al depa nos volvió a llamar el chico a decirnos que lo disculpáramos, que había hablado con su novia y que ella desconfiaba mucho y que no podía pasar sobre ella, habían discutido mucho. Tratamos de convencerlo y no lo conseguimos, nos quedamos varados en medio de la playa, tristes.

Inmediatamente llegaron las buenas noticias. Nos conseguimos un hospedaje bien bonito con vista al mar y nos mudamos ahí, nos hicieron un súper precio (5000 pesos por persona, de lo que normalmente cobraban 8000) primero por una noche y luego negociamos 1 semana. Thomas adelantó eso pero sabíamos que lo pagaríamos trabajando, sin demasiada preocupación.




Era un hospedaje de mochileros surfers, o de surfers y mochileros, nos metimos en una habitación para 6, con baño compartido y por quedarnos una semana nos hicieron un precio especial de 4000 por persona (el niño tampoco pagaba aquí), más barato que eso era imposible, y realmente era lindo, tenía un balcón con vista al mar y mesitas, sillas y la cocina a disposición, todo esto nos cayó genial, nos pusimos muy felices.
Esa semana pasaron muchas cosas bonitas. Nos metimos al mar, cocinamos rico, tocamos mucho, hacíamos artesanías y la pasamos muy bien.



El tercer día a Amaia le provocó una empanada pero como era vegetariana no encontraba dónde comerse una, hasta que pasamos por un restaurante vegetariano que se veía muy bonito (y caro) y entramos a preguntar. Había una empanada de champiñones a 1500 pesos y estuvimos pensando en comprarla o no... Estábamos a punto de irnos, pero Amaia decidió comprarla. Nos sentamos en una mesa e Ivonne sacó el ukelele y se puso a ensayar. Salió un señor con pinta de ser el dueño y nos dijo: "qué bonita música" y se quedó escuchando, luego se presentó y nos preguntó de dónde veníamos. Se llamaba Prakash (que en hindi es iluminación), era de la India pero vivía en Iquique hacía más de 20 años, y sí, era el dueño. Preguntó que qué habíamos pedido y le dijimos con un poco de vergüenza "una empanada".
Nos preguntó sorprendido "¿para los 5?" y le dijimos: "sí, vamos a compartirla" y muy naturalmente decidió invitarnos un plato bien rico, cortesía de la casa, mientras lo conocíamos, nos conocía, conversábamos y nos dábamos cuenta lo lindo que era. Nos invitó a almorzar a los 5 al día siguiente. Así que fuimos, estuvo delicioso y fue muy bonito compartir con él, un gran tipo.



También ocurrió algo muy chistoso los primeros días. Fuimos a comprar a un súper mercado verduras para cocinar. Cuando llegamos a la caja, nos tocaba contar todas las monedas que habíamos ganado. En la caja parecía que había habido un problema con una tarjeta y la cajera se había ido a resolverlo. Nosotros estábamos tranquilos, pensamos que así tendríamos más tiempo para contar las monedas. Entonces empecé a agrupar las monedas en cerritos de 1000 pesos, todo eso encima de la faja donde los productos van pasando.
Cuando la señorita regresó, apretó el pedal para que avanzara la faja, pero no se dio cuenta de las monedas encima, cuando se dio cuenta, no le respondió el freno y puummm. Casi todas las monedas se metieron por un hueco al que no se podía llegar fácilmente y que no se podía abrir, Me miró y me dijo: "¿pero por qué pones las monedas ahí?" y le contesté: "¿pero por qué no frenaste a tiempo?" y era cierto, así que como los 2 teníamos parte de la culpa no dijimos más.
Amaia se puso a sacar las monedas una por una mientras la gente de la cola se desesperaba. Fue muy chistoso, pero el pobre señor de atrás nuestro nos quería matar. Yo me atreví a pedirle disculpas 2 veces para apaciguar su ira. Pobre cajera, ese debió haber sido su peor día de trabajo, pero nos tuvo mucha paciencia.

Un día le dijimos a Juan Ángel que se compre un sombrero y se compró una gorra de rapero, era muy chistosa.




Uno puede enamorarse muy fácilmente de Iquique, es muy muy bonito. Un día me di cuenta que tenía muchas cosas pendientes en Lima, así que no podía seguir viajando hacia el Sur. Después de 10 días en Iquique, nos fuimos a la panamericana para ir, yo a Arica y los chicos a Antofagasta y seguir bajando hasta Valparaíso.




Nos despedimos, se fueron y vi a una señora tirando dedo, así que me acerqué a hablarle. Se iba a Pozo, un lugar a 50km hacia la misma dirección a la que yo iba. Se había quedado dormida y había perdido su movilidad para la universidad. Estuvimos hablando un poco hasta que paró una camioneta que justo iba para Arica, así que nos subimos. La señora se bajó unos kilómetros más alla y yo viajé con el señor Mauro hasta Arica, durante 4 horas.

ARICA

Llegué a Arica como a las 2 de la tarde. No había mucha gente, parecía desolada y eso que era sábado. Decidí aprovechar y trabajar un poco para irme con plata a Perú, así que me subí a unos buses, toqué y llegué al centro. Arica tiene un paseo, como un bulevar de varias cuadras donde ocurre todo el movimiento, pero no había mucha gente. Igual me senté, puse mis flautas y toqué. Se acercaron unos chicos de Ecuador y probaron las flautas mientras comentaban en quechua. Me compraron 3, luego conocí a un venezolano que vendía unos panes veganos riquísimos. Me dijo que Arica los sábados estaba muerto de 2 a 5, pero que luego se llenaba de gente. Preferí ir a la terminal de bus y me quedé tocando ahí, hubo muy buena acogida. Me agarró la noche y el sueño, pero no quería pagar hospedaje, todo era muy caro y yo quería ahorrar, Intenté dormir en la terminal abrazado a mi mochila, pero la tele estaba prendida y sonaba tan fuerte que iba a ser imposible.
Por suerte encontré ahí en la terminal un lugar donde te guardan tu equipaje por un día entero por 1000 pesos, así que dejé mi mochila y mi didgeridoo y saqué mi bolsa de dormir. Encontré un parque donde dormí muy cómodo. A la mañana siguiente toqué un poco más, un argentino se acercó a felicitarme por lo que hacía, muy buena onda, y cuando ya tuve suficiente plata, tomé el bus a Tacna.

PERÚ

TACNA

Llegué a Tacna y aproveché para comprar otras zapatillas baratas por encargo en la zona franca. Fui al mercado y compré fruta, provisiones para el viaje y había una caserita vendiendo paltas. La felicidad había vuelto, en Chile un kilo de palta está entre 2800 pesos y 3400, eso significa 14 - 17 soles el kilo! Imagínense... era casi imposible consumir palta, comíamos muy poco. Así que me compré un kilo de paltas, me fui a una panadería y me comí 6 panes con palta, me las acabé en media hora, estaban deliciosas y fui muy feliz, era como una bienvenida a Perú.
Luego me fui a la carretera, donde se supone que los buses y camiones paran, para intentar hacer dedo. Cuando llegué habían varios señores esperando el Flores, que también paraba ahí. Era domingo y no pasaba casi ningún carro o camión, solo pasaban los buses... y me puse a pensar si ir directo a Arequipa o pasar por Moquegua, pues nunca había estado. Así que decidí ir a Moquegua y pasar la noche ahí, como estaba difícil el dedo, me subí a un bus Flores, que por 10 soles me llevó.

Cuando decidí volver a Perú, en Iquique, le escribí a la gente que había conocido en Arequipa para que me hospedara y para hacer un último círculo de sonidos ahí. Una amiga lindísima, Alejandra, ya nos había ofrecido quedarnos en su casa pero nunca fuimos, así que le pedí y me dijo que con mucho gusto. Entonces me estaba esperando ahí y el plan era quedarme 3 días en Arequipa, tocar y luego volver.

MOQUEGUA

Llegué a la terminal de buses de Moquegua y justo al frente había un gran parque, el parque de la juventud, donde había mucha gente, muchos niños jugando y gente animando y haciendo shows. Entonces me ubiqué en un lugar fuera del ruido, bajé mis maletas, alisté la quena, puse el sombrero y toqué. A la gente le gustó, fue muy bonito ver que los papás le den la moneda a sus hijos enseñándoles que a un músico se le da plata en el sombrero del piso, o bueno, gente colaborando en general. Cuando terminé el repertorio tomé un micro al centro. En la combi cuando estaba a punto de pagar, una señora de al frente me dijo: "no te preocupes, ya pagué". Qué lindo gesto, le agradecí con una sonrisa y me preguntó si venía por turismo, le dije que sí, que a pasar una noche antes de ir a Arequipa. Estaba muy feliz de tener turistas en su ciudad.
Llegué a la plaza, pensando en que podría tocar, pero estaba medio vacía. Es muy bonita esa plaza, bien grande y con arboles altos y rodeada de iglesias, o al menos un par. Me gustó mucho. Caminé un poco y encontré un hospedaje llamado Astral y ahí me quedé, pedí el cuarto más barato y me cobraron 8 soles por un cuarto compartido pero vacío, y dormí.
A la mañana siguiente me bañé (por fin con jabón) y recuperé el olor "neutral". Fui al mercado, compré más fruta para el camino, pregunté cómo llegar a la Panamericana y me dijeron que tome una combi que fuera al "valle". Así que encontré esa combi y por 1,50 me llevaron a un peaje en la carretera. Los peajes son lugares ideales, porque los carros se detienen y es más fácil así.
Había un kiosko ahí en medio de la nada, con una sombrita al lado, estaba súper fresco ahí.
Pasaban muy pocos carros, era lunes por la mañana, habrán pasado 2 carros que me dijeron con señas que se quedaban por ahí nomás, 2 que me ignoraron, y como el quinto vehículo que pasó, una camioneta blanca, paró, me preguntó a dónde iba, le dije que a Arequipa, y me dijo: "vamos, sube". Fue muy rápido. Él estaba con un amigo de copiloto, me preguntaron que qué hacía, les dije que era músico y después de eso me pasó un periódico para entretenerme y no hablamos más, estaba conversando con su amigo. Son 173 km de Moquegua a Arequipa y se supone que eran 3 o 4 horas de viaje (porque hay muchas curvas y subidas)
Lo increíble fue que pasamos a todos los carros que había visto en el peaje pasar antes que él, el pata estaba yendo como a 120, 140km/h y llegamos al toque, como en 2 horas o 2 y media.

AREQUIPA

Le agradecí, me bajé, fui al mercado a tocar un rato y luego fui a casa de Alejandra, una casa enorme y hermosa, con jardín, huertito.. Estuvimos conversando un buen rato, contándole mis aventuras, y finalmente me instalé en un cuarto muy bonito.
La mañana siguiente vino una amiga suya y nos cocinó un súper desayuno.
Alejandra es crudivegana (no come ni carnes ni productos derivados de animales ni alimentos cocinados o fritos), o al menos come muy pocos alimentos cocinados y es una increíble cheff crudivegana, este desayuno ha sido quizás una de las cosas mas deliciosas y sanas que he comido en mi vida. Habían como 4 o 5 tipos diferentes de pan, todos crudos, con semillas, pasas, romero, castañas, coco, además de un muss de mango con maracuyá, una mermelada de fresa, un helado de plátano, una mantequilla de castañas, todo crudo, vegano, sin ningún tipo de endulzante (ni azúcar, stevia, panela) pero dulce naturalmente, todo delicioso, uff, una locura. Es el paraíso de la salud, así que estoy feliz aquí.
El día siguiente fui a tocar a Mercaderes, una calle súper transitada, me fue muy bien y en la noche toqué mi ultimo circulo de sonidos, fue muy lindo, vendí mi didgeridoo y 2 flautas. Ahora estoy a punto de tomarme un bus a lima, ya tuve mucha aventura y quiero llegar rápido.

LIMA

FIN

Espero que les haya gustado estas aventuras y se animen a viajar también.
Gracias a todos por tomarse el tiempo, gracias a Amaia, Thomas e Ivonne por las fotos, el próximo viaje que haga llevaré mi cámara para tomar más fotos.